Mi Greatest, honestamente sí me gustó la pelea #DavisGarcia. Digamos que era lo que me esperaba y de eso quiero platicar contigo en esta edición del newsletter, porque siento que Ryan García se ganó el respeto del público, aunque perdió el combate. Gracias por leer y por suscribirte.
Las Vegas,
Contra el gancho al hígado poco se puede hacer. Gervonta Davis conectó uno sólido en el séptimo round y a Ryan García se le doblaron las piernas, así que colocó una rodilla en el piso y así se quedó hasta que el réferi terminó todo el conteo.
La tendencia se cumplió: ganó el Tank y por nocaut.
Un triunfo imponente que reafirma dos cosas, que Davis es un tremendo cazador de presas y que García aún tiene camino por mejorar.
Eso como resultado.
Pero el combate en general nos dejó también un par de enseñanzas, como por ejemplo que para hacer una de las peleas más importantes de los últimos años, no se necesitan de cinturones mundiales.
O sea, están devaluados.
Pero también, que es posible que sí se realicen esos enfrentamientos que el espectador quiere ver.
Y esto último, en esta ocasión, hay que dárselo por bueno a Ryan García.
Porque ante todas las críticas que siempre tuvo, por ser un influencer en redes sociales y por tener un récord invicto ante un nivel de oponentes quizá no tan alto, él siempre pidió a Gervonta.
En Twitter y en Instagram, siempre pidió a Gervonta. Le ganó al Abejón, y pidió a Gervonta.
Y Ryan García cedió. Cedió ante el peso pactado, ante la cláusula de rehidratación y de ser el lado A o el B.
Porque Ryan entendió que el respeto del público no se gana con récords invictos o con cinturones mundiales, porque hoy en día eso no significa mucho.
Porque comprendió que el respeto se gana enfrentando a los mejores. Y esta noche, Ryan enfrentó al mejor de esas categorías.
Porque Davis tiene todo lo que un boxeador pudiera pedir. Inteligencia, pegada, es calculador, defensivo y se abraza cuando se tiene que abrazar. Es efectivo. Es demoledor.
Y si bien Ryan García perdió. Perdió bien. Porque no puso pretextos. Porque ante los ganchos al hígado no los hay.
Y lo tumbaron y se levantó.
Y cedió ante todo para cumplir lo que tanto hablaba. Porque además, demostró que no únicamente hablaba y que realmente era serio.
Los que hablan son los que dicen que sí quieren enfrentar a alguien, pero no lo cumplen.
Porque hasta la fecha nos hemos privado de ver a Fury contra Usyk, o en su momento con Joshua; o de Crawford con Spence; y ni se diga de Canelo con Benavídez.
Todos ellos dicen, de palabras, que sí quieren pelear.
Pero todos dudan de que se concreten.
Y Ryan lo hacía, hablaba y mucho, pero a diferencia de todos los anteriores mencionados, es que lo cumplió. Y para eso tuvo que poner mucho de su parte. Es lo que debemos de reconocerle.
Lo noquearon, sí, pero eso pasa cuando te enfrentas al mejor. Y el respeto se gana enfrentando a los mejores. Hoy Ryan tiene todo el respeto.
Aquí te dejo mi novela corta El guantes de cobre Balbino, que narra la historia de un boxeador que nunca ganó una pelea. Basada en hechos reales, pero con mucha ficción. Muchas gracias por leer la histora porque así apoyas aún más este espacio.
Aquí te dejo mi canal de Youtube donde ya somos más de 6 mil suscriptores y donde trato de subir información todos los días.
Y por cierto, sí me animé a hacer la transmisión en vivo en Tik Tok para platicar la pelea round por round y la verdad es que fue muy divertido. Me tomé una cerveza (porque se me estaba secando la garganta de tanto platicar) y lo mejor es que hice nuevos amigos. Me la pasé muy bien y la charla se puso muy amena. ¡Según yo duró casi dos horas!
¡Gracias y nos leemos pronto!