Caso Yerbossynuly: cuando el boxeo es de percepción, pero no de sentido común
¿Hasta cuando se podrá hablar de una negligencia boxística?
Greatest, hoy quise tocar el tema de Aidos Yerbossynuly y que tras su pelea del pasado fin de semana ante David Morrell, se reportó que terminó en un coma inducido a causa de los brutales golpes. Gracias por leer y por suscribirte a este newsletter.
Minneapolis,
Estaban en el último round y era evidente que el castigo había sido demasiado, tanto así que cuando se decretó el nocaut, David Morrell ayudó a Aidos Yerbossynuly a llevarlo a su esquina. Su cara estaba masacrada. Al final, se reportó que se encuentra en coma en un hospital.
Yerbossynuly fue derribado dos veces en ese round número doce, pero antes, mucho antes, desde la segunda ronda, ya sangraba constantemente por la nariz. Diez rounds con ese problema.
Algunos medios señalaron que la situación del peleador kazajo es delicada, otros se limitaron a informar simplemente sobre que se le colocó en coma inducido.
“Esa pelea debería haberse detenido antes”, dijo Ronnie Shields, entrenador de Morrell, para Boxingscene después del combate del pasado fin de semana.
Y calculó que el enfrentamiento se debió parar en el octavo asalto.
Es decir, al menos, bajo esa consideración, se pudieron evitar casi cuatro rondas de castigo.
¿Pudieron hacer la diferencia? Eso no lo sabemos. La única verdad es que Yerbossynuly continuó peleando y que se encuentra en coma.
Esos son los hechos.
Pero se vienen las preguntas…
¿Hasta cuándo se puede hablar de una negligencia boxística en el momento del combate?
Porque se ha debatido bastante sobre cómo evitar las tragedias en el boxeo. Incluso el promotor Lou DiBella nos lo señaló para El Greatest newsletter.
Ahí, DiBella, entre varios aspectos, mencionó las resonancias magnéticas como una posible ayuda; además de que si un boxeador ha sido noqueado varias veces, no debería tener licencia; y también dijo que hay que tener sentido común.
“Y si un peleador suena diferente, actúa diferente, camina diferente, debemos protegerlo de sí mismo”, dijo para El Greatest.
Porque bajo esos comentarios, podemos hacer referencia a lo que le ocurrió quizá al peleador colombiano Luis Quiñones o a la púgil mexicana Jeanette Zacarías, quienes recientemente perdieron la vida después de un combate de boxeo.
Y sobre todo en el caso de Zacarías, quien tras pelear y perder por nocaut en cuatro rounds ante Marie Pier Houle en Canadá en agosto del 2021, y posteriormente fallecer a causa de los golpes, tres meses antes había sido noqueada por Cynthia Lozano.
¿Por qué Jeanette a sólo tres meses de ser noqueada tuvo esa pelea? Es más, su combate anterior al de Lozano, fue en el 2018 y también fue noqueada. Antes de la tragedia, tenía un récord de 2-3 (2 derrotas por KO).
En apariencia, el de Zacarías, de 18 años de edad, es un caso que sí se pudo haber evitado, o que cuando menos deja cuestionamientos sobre ello, ¿Por qué le permitieron pelear a tres meses de ser noqueada? ¿Le hicieron algunos estudios? ¿Conocían su situación médica? ¿Vieron algunos de sus anteriores combates?
Pero el caso de Yerbossynuly, de 30 años, es distinto.
Porque venía con un paso prometedor en el que llevaba un record invicto en quince peleas, con once nocauts a favor. Y peleaba a un ritmo normal, es decir, dos o tres combates por año, a excepción del 2021 donde únicamente se presentó una vez.
O sea, la oportunidad de retar a Morrell (8-0 y 7 ko’s) por el campeonato regular AMB Supermediano no estaba mal visto.
Era una pelea, en papel, justificada.
El problema no fue antes de hacer el enfrentamiento, fue durante el mismo.
Porque si el combate tuvo que detenerse en el octavo asalto, ¿cómo es posible que continuara luchando y llegara hasta la última ronda?
Porque si sangraba por la nariz desde el round dos, y si terminó con el rostro masacrado, es evidente que se trató de un castigo brutal.
Entonces, ¿No hubo un médico que analizara la situación? ¿No fue capaz el réferi Tony Weeks de detener el combate? ¿No se dio cuenta la esquina de Yerbossynuly que la vida de su propio peleador podía correr peligro? ¿Nadie se enteró de lo que sucedía?
Tal vez la pregunta más preocupante, en términos generales, es, ¿por qué en pleno 2022 siguen ocurriendo constantes tragedias en el boxeo?
Lou DiBella tiene mucha razón cuando se refiere a tener sentido común.
Porque el boxeo es el deporte que se jacta de ser de percepción, pero que carece de sentido común.
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